
¿Quién necesita drogas si existe su sonrisa?
martes, 27 de noviembre de 2012
Como un cuatro pero con forma de silla

Sentir que vuelas sin levantar los pies del suelo
Sentir el aire en tu cara, despeinarte,
sentir el frío, la lluvia, la velocidad, que el tiempo pasa rápido, olvidarte
de todo lo que vas dejando por el camino, como subirte a una montaña rusa, una
mezcla entre felicidad y miedo. Felicidad porque no te da tiempo a pensar,
porque cuando un pensamiento aparece en tu mente desaparece rápidamente, sin
que te des cuenta de que ha estado ahí. Miedo a caer, a hacerte daño, a
rasparte las rodillas como cuando eras pequeña, pero diferente, esto es más
peligroso. Todo recto, sin ningún desvío, sin posibilidad de equivocación, y de
repente curvas, rotondas, aparece tu miedo, si tu miedo a resbalar, caer y no
poderte levantar, pero nada, todo sale bien, sin ningún percance, y de repente,
algo inesperado, se te cruza alguien, y te caes, intentas evitarlo poniendo los
pies en el suelo, pero te resbalas y te caes, y cuando reaccionas apoyas las
manos en el suelo y te levantas, sin raspones, solo un pequeño moratón.
¿No te recuerda a algo? Si, a la vida, a tu propia vida. Tienes miedo de tomar decisiones por si fallas, tienes miedo a equivocarte. Tener todos tus planes organizados, saber con quién quieres compartir tu tiempo, por quien darías tu vida y de repente, llega alguien que te lo descoloca todo, que te hace cambiar algunas decisiones ya tomadas, quien hace que tengas que reorganizar todo tu futuro, pero con un nuevo dato, él
¿No te recuerda a algo? Si, a la vida, a tu propia vida. Tienes miedo de tomar decisiones por si fallas, tienes miedo a equivocarte. Tener todos tus planes organizados, saber con quién quieres compartir tu tiempo, por quien darías tu vida y de repente, llega alguien que te lo descoloca todo, que te hace cambiar algunas decisiones ya tomadas, quien hace que tengas que reorganizar todo tu futuro, pero con un nuevo dato, él
lunes, 19 de noviembre de 2012
"Eres mi marca de heroína perfecta"

domingo, 18 de noviembre de 2012
Igual que poner el cielo en el suelo
Como
caminar con las manos, como cuando giras la cabeza y ves el mundo al revés, igual que el sol después de la lluvia. Descolocar las palabras dichas,
borrando algunas de ellas, se acaban las lágrimas, y sin querer aparece una sonrisa. Empiezo a recogerlo todo,
rápido, sin perder el tiempo, preparando las cosas para marchar, para poder
verte cuanto antes. Y es que esta vez ha sido diferente, pensé que podría aguantar
sin verte como otras veces, como siempre, pero no, necesitaba tus abrazos, tu calor.
sábado, 17 de noviembre de 2012
La peor puñalada
Un
último beso, un último abrazo, una última mirada, una última sonrisa, una
última caricia. Adiós. Te das media vuelta, empiezas a caminar dejándole atrás,
mientras el mira como te vas, te vas con una esperanza de poder verle al día
siguiente. Y de repente ¡ZAS! Una puñalada, como un tortazo, un puñetazo en
todo el pecho, te dicen que no, que mañana no le vas a ver, tienes ganas de
llorar, de consolarte abrazando la almohada, pero hoy ni eso consigue calmar
esas ganas de abrazarte, de tenerte ahí a mi lado. Y empiezan a caer las
lágrimas pero nada, esa rabia de querer verte y no poder, no se va, sigue ahí,
el vacío de que no estás. Abrazarme a mi peluche, pero nada, ni la canción más
movida, la que más me motiva, la que consigue que me levante y me ponga a
bailar como una loca, hoy no consigue nada. ¿Qué cojones pasa hoy? Nada
consigue calmarme, cada vez te echo más de menos, cada segundo que pasa tengo más
ganas de llorar, de pegarle a la pared, de lanzar algo y que se rompa. Y es que poco a poco te has ido
convirtiendo en algo esencial para mi vida, incluso más importante que
respirar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)