Agobio,
estrés, ganas de salir corriendo. Miedo,
si, miedo a no verte, a no poder abrazarte, a volver otra vez sin haber podido pasar
ni un segundo a tu lado, a esperar para estar contigo, pero esta vez no una
semana, si no dos, mucho tiempo, demasiado. Pero de repente, empieza a
sonar el móvil, con tu nombre escrito en la pantalla, salgo corriendo, esa
esperanza de poder verte cada vez es más grande hasta que tú dices un “estoy
aquí” entonces desaparece, esa
tristeza, esas ganas irresistibles de llorar, se van, se desvanecen, como
cuando quemas un papel, ya no necesito
esperanzas, porque ya es seguro, fijo,
podré abrazarte, podré pasear por las calles agarrada a tu mano, podre resguardarme
del frío entre tus brazos y podre irme con una sonrisa, con esa sonrisa que solo tu consigues sacarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario