martes, 27 de noviembre de 2012

Sentir que vuelas sin levantar los pies del suelo

Sentir el aire en tu cara, despeinarte, sentir el frío, la lluvia, la velocidad, que el tiempo pasa rápido, olvidarte de todo lo que vas dejando por el camino, como subirte a una montaña rusa, una mezcla entre felicidad y miedo. Felicidad porque no te da tiempo a pensar, porque cuando un pensamiento aparece en tu mente desaparece rápidamente, sin que te des cuenta de que ha estado ahí. Miedo a caer, a hacerte daño, a rasparte las rodillas como cuando eras pequeña, pero diferente, esto es más peligroso. Todo recto, sin ningún desvío, sin posibilidad de equivocación, y de repente curvas, rotondas, aparece tu miedo, si tu miedo a resbalar, caer y no poderte levantar, pero nada, todo sale bien, sin ningún percance, y de repente, algo inesperado, se te cruza alguien, y te caes, intentas evitarlo poniendo los pies en el suelo, pero te resbalas y te caes, y cuando reaccionas apoyas las manos en el suelo y te levantas, sin raspones, solo un pequeño moratón.
¿No te recuerda a algo? Si, a la vida, a tu propia vida. Tienes miedo de tomar decisiones por si fallas, tienes miedo a equivocarte. Tener todos tus planes organizados, saber con quién quieres compartir tu tiempo, por quien darías tu vida y de repente, llega alguien que te lo descoloca todo, que te hace cambiar algunas decisiones ya tomadas, quien hace que tengas que reorganizar todo tu futuro, pero con un nuevo dato, él

No hay comentarios:

Publicar un comentario