Comienza el estrés, se acercan las semanas de
exámenes, el no tener tiempo para nada, ni si quiera para pensar en ti. El no poder encerrarme en mi
habitación, ponerme los cascos y encender la música, cerrar los ojos e irme a
mi mundo, donde puedo pasar cada segundo a tu lado. Se terminó eso de poder
quedarme mirando fijamente por mi ventana, ver como las gotas de la lluvia se
quedan en mi ventana y pensar que vienes y me
abrazas por detrás, que salimos a la calle, tú me abrazas para separarme
del frío, y me besas, si un beso bajo la
lluvia. No, ya no puedo tirarme horas pensando en lo perfecto que sería que
estuvieras ahí en esos momentos. Todo comienza a girar en torno a la
concentración. Pero merece la pena, merece la pena no poder pensar en ti, fuera de rayadas, de echarte de menos,
y lo mejor, que cuando todo esto acabe podré abrazarte, de verdad, podré
compartir cada uno de esos días contigo, la Navidad, el frio, una excusa para
poder abrazarte más fuerte, sonrisas,
besos, películas, tu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario